El Proxeneta es el último trabajo realizado por Mabel Lozano, guionista y directora de cine, quien se ha encargado de denunciar activamente la esclavitud de las mujeres en el mundo de la prostitución. Desde que en el año 2005 rodara su primer documental, Voces contra la trata, no ha cejado en su empeño de mostrar a la sociedad una realidad a la que nadie quiere acercarse, puesto que resulta más fácil obviarla.

La novela, como explica la propia autora en el epílogo “no es una historia más sobre la trata, es la historia de la trata contada por un ex proxeneta, un extratante de personas, condenado en sentencia firme y ejecutada”. El lector se encuentra, por lo tanto, ante la narración de los acontecimientos a través del protagonista, Miguel, quien quiere contar la verdad para quitarle a la prostitución, a la explotación sexual, ese aire de glamour, libertad, dinero y fiesta, sacando a la luz lo que se esconde detrás de las luces de neón que se ven y que se normalizan cuando pasamos por delante de un puticlub.

A lo largo de las páginas del libro nos vamos adentrando en un mundo repleto de maldad, donde el único objetivo consiste en  exprimir el cuerpo de las mujeres como si se tratase de una mera mercancía para ganar dinero, sin importarle lo más mínimo los sentimientos o traumas de estas mujeres. Nos encontramos ante profesionales de la manipulación que se aprovechan del sueño migratorio de las mujeres para atraerlas hacia sus redes de captación. Una vez dentro, es complicado escapar, aunque no imposible.

A pesar de que esta historia no existiría sin la decisión de Miguel, el foco se centra en describir cómo funciona ese mundo, a través de la experiencia vivida por el protagonista. Por lo tanto, es una obra que busca la concienciación de la sociedad, una llamada al movimiento activo para erradicar este modo de esclavitud que se está produciendo en pleno siglo XXI. Si este mundo existe es gracias al cliente, quien a pesar de conocer la situación de estas mujeres no hace nada para evitarlo, puesto que lo único que quieren es su “carne fresca”

En definitiva, es una obra marcada por un estilo sobrio y conciso, repleta de descripciones exhaustivas sobre toda la clase de actividades ilícitas que se producen dentro de este universo junto a un lenguaje coloquial, adecuado para dar veracidad a lo que se nos esta contando. Por último y, a pesar de la sensación agridulce a la que se debe hacer frente, personalmente, creo que situar en un primer plano temáticas de denuncia social es necesario. Es una de las pocas maneras a través de las cuales a las victimas se les otorga una voz, sin que esta sea proteccionista, para salir de la marginalidad en la que se encuentran y dar a conocer problemas ante los cuales la sociedad no se atreve a mirar de manera directa. La obra, a pesar de la crudeza con la que está escrita nos lanza un mensaje: existe una salida.

Ángel Madero

(Teórico de la Literatura y especialista en Literatura policial)