Escribir, leer, ver cine… todo eso está muy bien, nos enriquece y nos regala ratos extraordinarios. Pero ninguno tan bueno como el que supone compartir esas aficiones con otra gente. Con personas que también disfrutan con la novela negra y el hard boiled, con el cine clásico de gángsteres y con los serial killers, con los cómics y las novelas gráficas.
De ahí que estén proliferando tantos y tan buenos Festivales literarios por toda España. Entre ellos, el maravilloso Bruma Negra de Plentzia, organizado por la Revista Calibre 38 que dirige el imprescindible Ricardo Bosque y que cuenta con el apoyo de un ayuntamiento volcado con la cultura, que el alcalde, la concejala de cultura y otros miembros del consistorio asistieron a todas las charlas, desde el principio hasta el final. ¡Qué gusto, comprobar que el compromiso con la cultura puede ir más allá de la presencia mediática y testimonial!
Bruma Negra es la playa, el mar, el puerto y la montaña. Es el enigmático y escondido castillo de Butrón, el puente de Getxo, un vermú frente al Cantábrico y un paseo junto a la Ría.
Bruma Negra son debates, mesas redondas, conversación, compra de libros, tertulias literarias, descubrimientos y hallazgos, creatividad, amigos, Gimlets y Bronx.
Pero Bruma Negra es, sobre todo, Juan Mari. Juan Mari Barasorda. Un ciclón. Un tipo encantador, hiperactivo, culto y divertido. Un caudal inagotable de información y conocimientos. Y un magnífico organizador. Un anfitrión como no hay dos y un tremendo provocador.
Incansable, trabajador, inmejorable estratega y mejor ejecutor, Juan Mari es el alma de Bruma Negra.
Los Festivales literarios, como los bares, las librerías y todas las cosas importantes de la vida, se dividen en dos: los que tienen alma y los que no. Bruma Negra la tiene. Alma, fuerza y pasión.
Un Festival que derrocha ilusión y por el que merece la pena darse un salto 1.000 kilómetros para compartir tres días que ya están entre los mejores del 2016.
De Bruma Negra me traigo recuerdos, risas y tragos. Sorbos de un vino que era un Tesoro (submarino, además) y tentáculos de cefalópodos. Ideas, proyectos e iniciativas. Y, sobre todo, me traigo esa mágica sensación de que la cultura, en buena compañía, nos enriquece mucho más.
¡Gracias, Plentzia! ¡Gracias, Ricardo Bosque y Calibre 38! ¡Gracias, Juan Mari!
Jesús Lens